El Rosario
¿Porqué hacer el Rosario?
El Rosario, como práctica devocional, trasciende el tiempo y el espacio, siendo un pilar fundamental en la espiritualidad católica. Al recitar sus misterios y oraciones, nos sumergimos en la vida de Jesús y de María, fortaleciendo nuestra conexión con lo divino. Esta meditación continua nos ofrece un espacio de reflexión profunda y encuentro con la gracia de Dios.
La importancia de hacer el Rosario radica en su capacidad para nutrir nuestra vida espiritual y fortalecer nuestra fe. A través de sus repeticiones, nos sumergimos en la contemplación de los misterios de la vida de Cristo, lo cual nos ayuda a comprender y vivir más plenamente los valores del Evangelio. Además, al invocar la intercesión de la Virgen María, madre amorosa y mediadora de todas las gracias, nos sentimos acompañados y protegidos en nuestro camino de fe.
Hacer el Rosario es una práctica que nos conecta con la comunidad de fieles de todas las épocas y lugares, uniéndonos en un lazo espiritual que trasciende las fronteras terrenales. Nos ayuda a mantener viva nuestra relación con Dios y a encontrar consuelo en momentos de dificultad. Es un recordatorio constante de que no estamos solos en nuestro viaje espiritual, sino que contamos con el amor y la guía divina en todo momento.
Es una poderosa herramienta para alimentar nuestra espiritualidad, fortalecer nuestra fe y encontrar consuelo en la presencia amorosa de Dios y de María. Es una práctica que nos invita a sumergirnos en la profundidad de la vida cristiana y a experimentar la plenitud de la gracia divina en nuestras vidas.
Cómo rezar el Rosario
El Rosario, como práctica devocional, trasciende el tiempo y el espacio, siendo un pilar fundamental en la espiritualidad católica. Al recitar sus misterios y oraciones, nos sumergimos en la vida de Jesús y de María, fortaleciendo nuestra conexión con lo divino. Esta meditación continua nos ofrece un espacio de reflexión profunda y encuentro con la gracia de Dios.
Busca un lugar tranquilo y libre de distracciones. Toma tu Rosario y siéntate en una postura cómoda y relajada.
Comienza con la señal de la cruz
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
Inicia con el acto de contrición
» Jesús, mi señor y redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hpy, y me pesa de todo corazón por que con ellos he ofendido a un Dios tan bueno, propongo firmemente no volver a pecar y confío en tu infinita misericordia. me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. «
Amén.
Recita el Credo de los Apóstoles ( La cuenta que va después de la cruz)
» Creo en Dios Padre,
Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. «
Amén.
Recita el Ave María (Por cada cuenta pequeña )
» Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén. «
Después reza el Gloria
» Gloria al padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglo de los siglos.
Amén. «
Anuncia el misterio que corresponde al día o al momento que estás viviendo (Misterios Gozosos, Luminosos, Dolorosos o Gloriosos).
Misterios Gozosos
Misterios Luminosos
Misterios Dolorosos
Misterios Gloriosos
En la primera cuenta grande, reza un Padre Nuestro.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.
Amén.
En las siguientes diez cuentas pequeñas, recita un Avemaría en cada una mientras meditas en el misterio correspondiente.
Después de las diez Avemarías, reza el Gloria: "Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo..."
Termina con la oración de Fátima o la oración Jaculatoria
Repetir este proceso con cada uno de los misterios
ORACIÓN FATIMA: » Oh, Jesús mío perdona nuestros pecados, líbranos del fuego y del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Amén. «
ORACIÓN JACULATORIA: » María, Madre de gracia, madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén. «
Los Misterios
Estos misterios se dividen en cuatro grupos:
- los Misterios Gozosos: que nos hablan del nacimiento y la infancia de Jesús.
- Los Misterios Luminosos: que nos muestran la vida pública de Jesús.
- Los Misterios Dolorosos: que nos llevan al sufrimiento y la pasión de Cristo.
- Los Misterios Gloriosos: que celebran la resurrección y la gloria de Jesús.
Al meditar en estos misterios mientras rezamos el Rosario, profundizamos nuestra relación con Dios y encontramos consuelo y esperanza en nuestra fe.
Los Misterios Gozos
(Lunes y Sábado)
Primer Misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“El ángel, entrando en la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo…Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,2 26-38).
Segundo Misterio: La Visitación de María a Isabel
“María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, y saludó a Isabel. Isabel dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Dichosa tú que has creído. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor” (Lc 1, 39-56).
Tercer Misterio: El nacimiento de Jesús en Belén
“Mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Un ángel se apareció a unos pastores y les dijo: Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2, 1-14).
Cuarto Misterio: La presentación de Jesús en el templo
“Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor. Simeón lo tomó en brazos y dijo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador” (Lc 2, 22-40).
Quinto Misterio: El niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Cuando Jesús cumplió doce años, subieron sus padres con él a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros” (Lc 2, 41-52).
Los Misterios Luminosos
(Jueves)
Primer Misterio: El Bautismo de Jesús
“Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posó sobre Él. Y vino una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 3, 13-17).
Segundo Misterio: Jesús en las Bodas de Caná
“Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posó sobre Él. Y vino una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 3, 13-17).
Tercer Misterio: El anuncio del Reino de Dios
“Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 14-15).
Cuarto Misterio: La transfiguración del Señor
"Subió Jesús a una montaña muy alta y se transfiguró delante de Pedro, Santiago y Juan. Su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y una voz desde la nube decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo” (Mt 17, 1-9).
Quinto Misterio: La Eucaristía
“Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Lo mismo hizo con la copa, diciendo: Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre” (1Co 11, 23-26).
Los Misterios Dolorosos
(Martes y Viernes)
Primer Misterio: La oración en el huerto de Getsemaní
“Jesús se apartó de los discípulos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba diciendo Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. En medio de su angustia oraba con mayor insistencia” (Lc 22, 39-42).
Segundo Misterio: La flagelación de Jesús
"Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado" (Mt 27, 26).
Tercer Misterio: La coronación de espinas
“Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de color púrpura. Salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: Aquí lo tenéis” (Jn 19, 2-3).
Cuarto Misterio: Jesús carga con la cruz
“Tomaron a Jesús, y él, cargando con la Cruz, salió al sitio llamado de la Calavera”. “Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él” (Jn 19, 16-17; Lc 23, 27).
Quinto Misterio: La Crucifixión y Muerte de Jesús
“Lo crucificaron a él y, con él, a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn. 19, 18-30).
Los Misterios Gloriosos
(Miércoles y Domingo)
Primer Misterio: La Resurrección del Señor
“Al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Un ángel del Señor dijo a las mujeres: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. ¡Ha resucitado! Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: Ha resucitado” (Mt 28, 1-8).
Segundo Misterio: La Ascensión del Señor a los cielos
“Jesús dijo a sus discípulos: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. “El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió a los cielos y se sentó a la derecha de Dios” (Mt 28, 20; Mc 16, 19).
Tercer Misterio: Pentecostés, la venida del Espíritu Santo
“De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde estaban los discípulos. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hch 2, 1-4).
Cuarto Misterio: La Asunción de María a los cielos
“María dijo: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí” (Lc 1, 48-49). “¡Toda hermosa eres amada mía, no hay defecto en ti! Ven del Líbano, esposa mía, ven” (Ct 4, 7).
Quinto Misterio: La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1).